Las ventajas de los implantes de carga inmediata

Cuando se pierde una pieza dental, es importante sustituirla por un implante, para no perder la estética ni la funcionalidad de nuestra boca. Dentro de las diferentes técnicas de implantología dental, encontramos dos variedades: la clásica y la de carga inmediata.

Pero qué es un implante. Un implante no es más que un pequeño “tornillo” de titanio, el cual se inserta en el hueso, ya que existe un hueco, a falta del diente. Posteriormente, sobre este tornillo se inserta una prótesis o corona, que será la parte visible del diente.

¿Qué diferencias hay entre ellas?

La diferencia más clara es el tiempo. Mediante la implantología clásica, el proceso que se lleva a cabo hasta que se disfruta de la pieza protésica definitiva es largo y tedioso. En primer lugar, se tiene que llevar a cabo la extracción. Tras esta, hay que esperar para poder colocar el implante; y, una vez colocado este, hay que volver a esperar 6 meses hasta poder colocar la prótesis definitiva.

Sin embargo, con los implantes de carga inmediata, estos tres procesos se reducen a uno solo. En una intervención se realiza la extracción, se coloca el implante y se suma la prótesis provisional. Esta deberá ser cambiada por la definitiva cuando se lleve a cabo el periodo de osteointegración, en cuestión de 4 meses. Pero la realidad es que se sale de la consulta odontológica con una sonrisa totalmente funcional y perfecta, sin tener que aguantar esperas tan prolongadas con dentaduras removibles.

Ventajas de los implantes de carga inmediata

Como ya se ha mencionado, la principal ventaja de los implantes de carga inmediata es la velocidad del proceso. Si bien esta no es la única ventaja, sino que también favorecen la adaptación de la corona y potencian la osteointegración.

No hay que verlos con recelo, pues vale la pena probarlos.

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