Además de contribuir a que tu hijo se familiarice con la rutina de las revisiones periódicas y se quite el miedo, lo cierto es que del estado de salud de los dientes de leche va a depender, y mucho, el posterior desarrollo de sus dientes definitivos.
De acuerdo con la Sociedad Española de Odontopediatría, la primera visita debe materializarse con la erupción del primer diente o durante su primer año de vida. Como muy tarde, a los 2 años.
Muchas veces, la sola modificación de unos malos hábitos alimenticios (abuso de azúcares fermentables o pegajosos) o de vicios adquiridos (uso de abusivo de chupete, succión de dedo, aspiración bucal…), evitan tener que implementar un tratamiento de ortodoncia u ortopedia maxilofacial.
Los beneficios de una ortodoncia infantil temprana son evidentes y significativos:
- . Pautar el camino para el correcto crecimiento de maxilares y dientes definitivos, así como la debida anchura de las arcadas.
- . Reducir la probabilidad de dientes que no han salido, cuando debían haberlo hecho.
- . Prevenir un tratamiento más agresivo durante la adolescencia.
- . Favorecer la autoestima del niño al permitirle masticar, pronunciar y verse bien.
¿Cuáles son los tratamientos más habituales a estas edades?
Además de las ortodoncias, indicadas en casos de malposición, maloclusión, deglución dificultosa, succión digital, apneas del sueño, … son comunes estos:
- Caries: generalmente provocadas por falta de higiene o una dieta inadecuada, comprometen el bienestar de los futuros dientes definitivos.
- Selladores: tratamiento de piezas dentales con cierta predisposición a sufrir caries (sobre todo molares).
- Tratamientos Pulpares: para dientes de leche cuya pulpa está afectada por caries.
- Exodoncias: extracción del diente temporal por existencia de infección o anomalía.
- Mantenedores de espacio: para el apropiado alineamiento de los dientes colindantes, en caso de pérdida del diente de leche.